miércoles, 13 de abril de 2011

Divagues


Pronóstico para estos meses: soleado, con probabilidades de lloviznas pero mejorando hacia la tarde. No sé si este pronóstico será cuestión de ensayo y error, si será cuestión de azar o de mi voluntad, pero estoy convencida de que las nubes se están alejando y con suerte, puede que tarden mucho en volver por estos pagos.
Superando ya la etapa del ¿por qué a mí? tan egoísta pero tan real, me voy adentrando en lo que llamo fase de optimismo forzado. ¿En qué consiste esto? en por lo menos, sonreír. Sonreír cuando todo decaiga, sonreír cuando sé que no debería, algunos pueden llamarlo hipocresía pero desde el lugar que me toca vivirlo hoy, es tratar de estar mejor y por ende alegrar las mañanas y las tardes de los que me rodean cuando lo necesiten.
Estoy entendiendo de a poco, muy poco, que tengo que demostrar lo que siento aunque me cueste horrores tengo que abrir la cabeza y entender que no todo tiene porque girar alrededor mío y de mis estados de ánimo cambiantes, con esto no voy a dejar de ser la nena chiquilina que soy hoy en día, pero voy avanzando de a medio paso hacia mi meta, la meta de todos, ser como se supone y como dice el mundo que debemos ser cosa que siempre deteste. Pero el fuego, mi fuego, se esta extinguiendo cada vez mas es como si un leve rocío cayera en él un poquito más fuerte todos los días, supongo que no se puede ser adolescente eternamente.
Repito, estos son vagos pensamientos de una chiquilina dramática, pero son pensamientos al fin y si yo no los muestro al mundo ¿quién lo va a hacer?

Como recomendación les digo que escuchen Esperando el impacto, de Bersuit Vergarabat, un besito.